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El hilo de la vida 
Los hombres sagrados y sus visiones 
Ética y religión 
Fauna sagrada entre los indios norteamericanos

El hilo de la vida

Cuando el jefe Seattle escribía en su carta al presidente de los Estados Unidos de América “Hombre blanco: no tejemos la vida; somos tan sólo uno de sus hilos. Si deshaces el tejido te deshaces a ti mismo”, estaba ofreciendo una aproximación muy lúcida al concepto principal de las religiones nativas de Norteamérica: la espiritualidad sencilla y en armonía con la naturaleza.

Como otras culturas, los indios nortemericanos no entienden la religión como los occidentales. Para nosotros, este término está lleno de implicaciones abstractas, pues refiere un culto a algo que está fuera del plano material o terreno. En cambio ellos tienen una concepción mucho más tangible, ya que identifican el mundo que conocen (tierra, nubes, lagos, plantas, animales) con lo sagrado. Por ello, por ejemplo, el dios principal de los sioux-oglalas (Dakota del Sur) es descendiente de un búfalo, es decir, del animal que durante siglos les ha proporcionado sustento.

Como ocurre con sus parientes lejanos de Latinoamérica, creen que el paso entre el mundo del más allá y el del más acá no es tan abrupto. De ahí la importancia de los chamanes, que son los principales intermediarios entre dos mundos que no están claramente separados como en otras religiones, sino unidos por vínculos materiales.

De norte a sur encontramos indios yuma, navajos, cherokees, apaches, shoshoni, winnebago, arapahoes, cheyennes, dakotas, pies negros, aleutianos y esquimales, entre muchos otros grupos étnico-culturales.

Sabemos que todos estos grupos fueron masacrados por el hombre blanco y confinados en pequeñas reservas. Aun así, el ingente número de pueblos dispersos que forman la población indígena hace que no podamos centrarnos en ninguna tribu concreta. Haremos un repaso general de los rasgos comunes que presentan sus cultos, poniendo, eso sí, ejemplos concretos de cada cultura.

Los hombres sagrados y sus visiones

Uno de los rasgos comunes es la necesidad de un proceso de iniciación para lo místico. Determinados conceptos sagrados otorgan mucho poder y sería peligroso que cualquiera accediera a ellos, por lo que sólo unos pocos elegidos (los hechiceros) pueden iniciarse en el uso de la magia y el contacto con los espíritus. Por ejemplo, los wicasa-wakan(“hombres sagrados”, es decir, chamanes sioux) acceden al conocimento del mundo de los espíritus a través de una visión. A partir de ella, adquieren poder sobre la realidad y pueden interceder ante los dioses para ganar batallas, curar enfermedades o hacer que llueva, entre muchas otras cosas.

Otro detalle común a muchas de estas culturas es la concepción de la muerte como una transición. Los ritos que la envuelven provienen de la creencia de que la condición humana tiene diversas implicaciones espirituales más allá de la vida que conocemos. Es decir, que la muerte no es más que el tránsito hacia un nuevo tipo de vida, diferente según las personas. Esto emparienta esta religión con las más antiguas creencias de Egipto o con el budismo.

La religión de estos pueblos se transmite de forma oral y se suele dar gran importancia a los lugares: muchos enclaves son sagrados, por lo que las ceremonias deben celebrarse siempre en ellos, ya que así lo designaron los dioses. Esto da la medida de lo trágico que debió de ser para muchas de estas tribus verse desplazadas por la civilización estadounidense y canadiense a lugares que no eran aquellos en los que siempre habían vivido. Especialmente conflictivas fueron pérdidas como la Torre del Diablo, en Wyoming, o el Monte Graham, en Arizona.

Ética y religión

Un gran número de los mandamientos de estas religiones tienen algo de simple ética comunal: la generosidad y la solidaridad son valoradas por encima de muchas otras cosas. Los indígenas de la Costa del Noroeste (nutkas, yakimas) tienen la obligación religioso-política de compartir riquezas. Esta especie de comunismo primitivo los emparienta curiosamente con los indígenas del sur de Chile (justo en el otro extremo del larguísimo continente). La participación en las ceremonias y en la comunidad suele ser más importante que la creencia en sí. La doctrina es menos importante que el comportamiento de los fieles. Ejemplo de ello es el caso de los indios pueblo (Nuevo México), cuyo calendario ritual rige el trabajo comunal, y los beneficios se reparten a partes iguales entre todos los miembros de la tribu.

La importancia de la entrada en la edad adulta es otro rasgo común a estas culturas, como ocurre también en muchos pueblos africanos. Los niños son informados muy pronto de sus obligaciones familiares y con la comunidad, y en el paso al estado adulto deben superar una serie de pruebas, a veces crueles.

Se ha producido un cierto sincretismo debido al afán cristianizador de los misioneros que han convivido con los nativos durante los últimos doscientos años. Pero por tratarse de una conversión forzada, el sincretismo suele ser un disfraz que los nativos dan al hecho de seguir con sus antiguas creencias. Cuando se prohibió la danza del Sol, muchos nativos dijeron creer en un Dios único, en principio el de los cristianos, pero lo que estaban haciendo era mantener el culto al Sol bajo la apariencia del nuevo dios impuesto. No obstante, no todos lo pueblos nativos son politeístas; hay culturas, como la iroquesa, que antes de la llegada de los misioneros ya tenían la concepción de un dios principal, omnipotente, creador y perfecto.

Dos ejemplos de cómo se ha combinado la tradición con la renovación religiosa en Norteamérica son la Iglesia Nativa Americana y el Movimiento de la Danza de los Espíritus. Ambas han conseguido unificar tribus distintas en un mismo culto. La primera surgió en Nuevo México y, combinando ritos de los pueblos mesoamericanos con conceptos del cristianismo, se ha extendido de costa a costa de Estados Unidos. La Danza de los Espíritus fue prohibida por el gobierno en 1890, pero ha resurgido recientemente y es una reacción que podríamos llamar “indiocentrista” a las religiones oficiales impuestas de Norteamérica.

En la actualidad, por tanto, la recuperación del orgullo indio en Norteamérica, y la exigencia de respeto hacia las antiguas tradiciones significan un reequilibrio entre la tradición y la modernidad.

Fauna sagrada entre los indios norteamericanos

Los indios norteamericanos, desde Alaska hasta la frontera con México, identifican lo religioso con la naturaleza. La armonía con parajes, plantas y animales fue la clave del sentimiento trascendente del indígena de esta vasta zona del Nuevo Continente. Según la mitología de los indios nez percé, por ejemplo, antes de la llegada del hombre había existido un pueblo animal.

Como ejemplo muy conocido, el búfalo ha pasado a la mitología popular entre los indios como el animal sagrado por excelencia. Pero son muchos más los que se incluyen en las diversas leyendas de creación y mitos de las tribus norteamericanas.

Águila: Según los nez percé, primer animal alado que compareció en el escrutinio del pueblo animal. Es la reina de las aves y su vuelo majestuoso no puede ser igualado.

Alce: Animal sagrado para los sioux, que valoraban especialmente su carne. Según los nez percé, el alce fue el pimer animal que se sometió a la prueba para determinar qué criaturas volarían, cuáles se arrastrarían, cuáles andarían y cuáles nadarían.

Antílope: Según los gros ventres, el antílope forma una tríada de animales sagrados, junto con el bisonte y el alce: los tres eran las presas favoritas de la deidad cazadora Cuerpo Chamuscado.

Arrendajo: Animal que suele estar presente en las diversas mitologías indias. Desempeña un papel divertido: viene a ser el bufón, como a veces lo es también el coyote, eterno cazador cazado.

Búfalo (o Bisonte): Animal sagrado y centro del culto ceremonial de los sioux, kiowas y assininboin, pueblos que dependían de su carne para el sustento y de su gruesa piel para soportar los duros inviernos. La danza del sol está muy relacionada con su culto.

Búho: Según las leyendas hidatsa, pueblo del Missouri, el búho es un aliado del mítico guerrero Collar de Cuervo, a quien asesoraba con su clarividencia sobre el pasado, el presente y el futuro. En la mitología assininboin existe también un hombre-búho. Según los esquimales, fue el búho quien tiñó de un negro intenso, con grasa de ballena, las plumas de su amigo el cuervo.

Carnero: Animal de las Montañas Rocosas, cuya piel era muy apreciada por los indios pueblo y assininboin.

Ciervo: Animal sagrado para los sioux. Su piel se utilizaba para vestir a las mujeres y en las celebraciones. El gamo cumplía una función similar.

Coyote: Según los sioux, uno de los hijos de Iya y, por tanto, enemigo del género humano. Según los mandan de Missouri, animal sagrado en que se convirtió el Hombre Único cuando su misión creadora estuvo cumplida. Según los nez percé, animal que suplió su carencia de cualidades físicas con la astucia, y por ello es muy admirado.

Cuervo: En la mitología de los esquimales, único animal que puede acompañar a los muertos hasta la Aurora Boreal. Según los mandan, será un cuervo blanco quien anuncie el fin del mundo a los hombres.

Grulla: Según los indígenas del área de Vancouver, se trata de doncellas que se convirtieron en pájaro y, llévandose los moluscos que formaban parte de su dieta, huyeron de la zona donde habían vivido, pero regresan todos los años.

Iya: Según las leyendas sioux, espíritu maléfico que adoptaba la forma de un gigante y luchaba contra los héroes sioux enviándoles a sus dos hijos: el coyote y el árbol de las serpientes. Fue vencido por el Chico de Piedra.

Lobo: Según los assininboin, animal sagrado, símbolo del ardor guerrero. El héroe de este pueblo se llamaba Lobo Hambriento. Entre los kiowas es conocida la historia del Muchacho Lobo, un personaje que fue recogido por una manada de lobos, que le ayudaron a vengarse de quien lo había abandonado.

Oso: Entre los sioux, el Gran Oso era un maléfico aliado de Iya en su lucha contra los seres humanos. Para los nez percé, rey de los animales que andan y muy temido por el hombre. Entre los shasta es también el señor de los animales.

Perro: Como en el mundo ocidental, fiel compañero del hombre. Según los couer d’alene, Perro era amigo de Lobo, hasta que fue a robar a los humanos la chispa del fuego y nunca volvió con Lobo: prefirió las comodidades humanas y se olvidó de su misión.

Polla de agua: Según las leyendas de los mandan, animal primigenio que poblaba los lagos en los que el Hombre Único fabricó el barro del que saldrían el resto de animales.

Rana: Según la mitología mandan, la Abuela Rana fue el primer animal que se dio cuenta de que el Hombre Único estaba superpoblando la Tierra de animales. Para compensarlo, propuso el crear el concepto de muerte. El resto de animales aceptaron, pero ella fue la primera en morir.

Salmón: Es un animal muy importante para las tribus del área de Vancouver, ya que era la base de su sustento y el rey de los animales acuáticos.

Serpiente: Según casi todas las mitologías indígenas, animal perverso. En una leyenda de los cowlitz, el Hombre de Misterio las ahogó, erradicándolas de los lugares sagrados. Según los sia, de Nuevo México, la serpiente es paradigma de astucia, pues consigue engañar incluso al coyote.

Wayinkan: En la mitología sioux, animal mitológico cuyo nombre significa “pájaro del trueno”. Era considerado una divinidad que al pasar por el cielo ensordecía a los demás animales.

Zorro: Por su inteligencia, desempeña un papel similar al del coyote. Para los pit river, el zorro y su ayudante el coyote fueron los creadores del mundo.

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